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Depresión

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La depresión (el trastorno depresivo mayor) es una enfermedad común y grave que afecta negativamente la manera de sentir, pensar y actuar. Por suerte, la depresión tiene tratamientos eficaces, seguros y al alcance de las personas. La depresión provoca sentimientos de tristeza o pérdida de interés en actividades que antes se disfrutaban. Puede acarrear diversos problemas emocionales y físicos, y puede disminuir la capacidad de una persona para funcionar en el trabajo y en el hogar.

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Preguntas y respuestas de expertos

Todos experimentamos un abanico de emociones en el transcurso de los días y las semanas, que suelen variar dependiendo de los sucesos y las circunstancias. Cuando estamos decepcionados, generalmente nos sentimos tristes. Cuando sufrimos una pérdida, nos afligimos. Normalmente estos sentimientos fluctúan. Responden a acontecimientos y cambios. La depresión, por el contrario, tiende a sentirse pesada y constante. Hay menos probabilidades de que quienes están deprimidos sientan ánimo, aliento o consuelo. Las personas que se recuperan de la depresión a menudo se contentan al poder sentir la tristeza normal nuevamente, a tener un "mal día", en lugar de llevar una pesada carga en la mente y el alma todos los días.

De las personas con un diagnóstico de trastorno depresivo mayor, que reciben tratamiento y se recuperan, es probable que al menos la mitad sufra un episodio recurrente en algún momento. Puede presentarse al poco tiempo o después de muchos años. Puede o no desencadenarse a causa de un acontecimiento de la vida. Después de varios episodios de depresión mayor, posiblemente un psiquiatra sugiera un tratamiento a largo plazo.

Una amplia variedad de tratamientos ha demostrado su eficacia en el manejo de la depresión. Algunos implican hablar y modificar el comportamiento. Otros implican tomar medicamentos. También existen técnicas centradas en la neuromodulación, que incorpora energía eléctrica, magnética o de otro tipo para estimular las vías cerebrales. Entre los ejemplos de neuromodulación se incluyen la terapia electroconvulsiva (TEC), la estimulación del nervio vago (ENV), la estimulación magnética transcraneal (EMT) y la estimulación cerebral profunda experimental (ECP).

La elección de la terapia debe guiarse por la naturaleza y la gravedad de la depresión, las respuestas anteriores al tratamiento, así como por las creencias y preferencias del paciente y la familia. Cualquiera que sea el enfoque elegido, el paciente debe estar dispuesto y participar de forma activa, por ejemplo, haciendo psicoterapia o tomando regularmente el medicamento.

Es importante la franqueza absoluta. Debe hablar con su médico sobre todos sus síntomas, hechos importantes en su vida y cualquier antecedente de abuso o trauma. Asimismo, infórmele a su médico sobre antecedentes de depresión u otros síntomas emocionales suyos o de familiares, su historia clínica, los medicamentos que está tomando (recetados o de venta libre), cómo la depresión ha afectado su vida cotidiana y si alguna vez pensó en suicidarse.

Es muy probable que los hispanos o latinos identifiquen los síntomas de la depresión con un matiz religioso, es decir, como un desafío de Dios. Es importante aclarar que la depresión no es algo que se pueda combatir o se pueda curar por sí mismo. El potencial de colaboración con el clero y el médico especializado en salud mental se puede explorar cuando sea relevante.

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Content Author

Jose Hawayek, M.D.

Psychiatry Resident at Larkin Community Hospital

and

Grupo de Trabajo de Comunicación en Español

Medical leadership for mind, brain and body.

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